Orgullo priista
Por Autor Conocido

El orgullo priista reta al Cabecismo 

Si el objetivo de Arturo Núñez, presidente del Comité Municipal del Partido Revolucionario Institucional en Tampico, al proponer a Chucho Nader como la principal carta de la alianza con el PAN y PRD hacia la elección del 2024, en este caso para el Senado de la República, era de sacudir las entrañas de su partido muy alejado de la agenda político electoral de las semanas recientes, parece conseguirlo. 

Para nada cayó en gracia la declaración del dirigente tricolor en el puerto. Expresiones de rechazo y seguramente de reclamo por varios actores de su corriente, que abiertamente levantaron la mano a fin de disputar una de las fórmulas bajo la premisa de, en caso de consolidarse el Frente Amplio por México, les corresponde por derecho. 

Primero, durante la mañana del lunes la regidora y secretaria general del organismo, Mayra Ojeda Chávez, volvió a hacer ruido al reafirmar su interés de ir por una de las posiciones, peleada en muchos sentidos. Anteriormente se destapó junto con Luis Enrique Arreola, para causar esa sacudida al árbol. 

Ayer, como invitado a la toma de protesta de Blanca Valles al revalidar su lugar en el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Tamaulipas, el Sutspet, los medios victorenses le sacaron unas palabras al ex dirigente estatal y también con paso por el Congreso local, Ramiro Ramos Salinas. 

Su reto fue directo  

Su objetivo de contender fue el tema, pero tiró un dardo a quienes, aparentemente, controlan la parte opositora a la Cuarta Transformación, los Cabecistas, texano-reynosenses o como se les quiera adjetivar. En pocas palabras les dijo “que vengan a medirse y a debatir”, una propuesta tomada a la ligera entre los azules, pero ya en un serio análisis, es un reto, un desafío. 

Se lee y suena “jiribillesco” si consideramos muchos factores. Francisco está encarcelado en Texas, temeroso se le detenga; Ismael refuerza su imagen anticlimática, lejos de todo y de todos. Gerardo Peña es de “mucho ruido y pocas nueces”, en tanto al resto de ese grupo su radar está en otra frecuencia, sin atinarle a nada. 

Lo segundo es el orgullo priista a mostrar que hay inteligencia y capacidad. No rendirse a los pies del ahora “amigo”, sino medir y ver entre los suyos y la sociedad civil todavía leal esos perfiles adecuados. 

Lo anterior se conjuga con un tercer punto: la alianza no es solo de un partido, son tres y si realmente se lo proponen, ciudadano.  

¿Cómo lo tomarán en el Cabecismo, intolerante a la crítica y revanchista por naturaleza? 

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