Un mes del derrumbe y predomina el silencio
Por Autor Conocido

Un mes del derrumbe y predomina el silencio 

Mientras los ojos de México y el mundo voltean hacia Acapulco, zona de una de las tragedias causadas por la fuerza de la naturaleza más graves en la historia contemporánea del país, sin un cálculo real del costo y mucho menos del tiempo que le costará recuperarse a uno de los sitios turísticos más importantes del país, predilecto de habitantes de la Ciudad de México, hace exactamente un mes las miradas las concentraba Tamaulipas. 

Una tarde calurosa otoñal en un domingo normal, cambió por completo su cotidianidad cuando se informó del colapso de la Iglesia de la Santa Cruz, uno de los templos muy solicitados en la zona sur para, a través de una misa, la comunidad católica celebrase la unión de una pareja, los 15 años de una las jovencitas o bien el ingreso de menores de edad a la religión a través del sacramento del bautismo. 

Fue precisamente en esta última conmemoración cuando, al momento de efectuarse, la techumbre de más de cuatro décadas vino abajo. El saldo fue mortal: 12 muertos y más de 60 heridos de los cuales, una niña, todavía sigue hospitalizada. El hecho conmocionó hasta el propio Vaticano quien mostró su sorpresa, consternación y por supuesto, sus condolencias hacia los familiares de los afectados. 

31 días exactamente han pasado desde aquel fatídico 1 de octubre y existen muchas preguntas sin resolverse. ¿Por qué sucedió? ¿Quién no advirtió de este desastre? ¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué no tenemos un peritaje real, certero y sobre todo inmediato?  

Otra omisión de la Fiscalía  

Hay cosas de suma gravedad. La principal es el muy claro desinterés de la Fiscalía General de Justicia de la entidad. Se les hicieron críticas a muchos servidores públicos por aparecer en la llamada zona cero, sin embargo, hubo una muy notable ausencia, la del titular Irving Barrios Mojica, señalado por sus muy evidentes vínculos con el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca. 

En este lapso no le hemos ni escuchado, ni leído en sus plataformas digitales, ni opinión ni avance, ni algún indicio que permita esclarecer las causas de este derrumbe. Esto se suma a una serie de historial negativo de muchos casos donde da la impresión de querer darles carpetazo, en lugar de resolverlos. 

Y para agregarle, hay un notable silencio de la propia Iglesia, de la sociedad civil y hasta de los mismos “opositores a la 4T”, la autoridad en turno, para pedir llegar a las últimas consecuencias.  

Da miedo pensar que saben cosas y no las dicen… o no quieren exigirle al ente correspondiente, es decir, a Irving. 

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